martes, 16 de agosto de 2016

LAS REDES SOCIALES DOMINAN

Las redes sociales son un fenómeno gracias al poder de comunicación que la Internet facilita, sin embargo, el mal uso de ellas puede hacer que se creen adicciones, principalmente en los adolescentes. 
Facebook y YouTube son las redes sociales más utilizadas por los jóvenes  de la actualidad, seguidos por Instagram y Twitter. 
El tiempo que los adolescentes pasan conectados a las redes sociales incrementa el riesgo de que fumenbeban alcohol y consuman drogas, este no es el caso de todos los adolescentes. Para algunos de ellos las redes sociales son una forma de vida, para otros un entretenimiento y para otros es una distracción.
Actualmente  imposible frenar la necesidad del niño preadolescente de estar conectado a sus amigos a través de las Redes Sociales.
Además de influir en cómo pensamos, las redes sociales nos están cambiando la forma de sentir y comportarnos, algunos de estos cambios son positivos y ofrecen nuevas oportunidades que no deberíamos desaprovechar en el ámbito de la información, la comunicación, las relaciones humanas, la economía, la educación, etc. 

El AMIGO CELULAR!

Tienen entre 15 y 21 años. La mayoría no desayuna. Nunca. Y la mitad, fuma. Ellas se creen gordas, aunque estén flacas. Ellos, en cambio, puede que tengan algunos kilitos de más, pero no se dan por enterados. Son consumidores masivos del celular, prácticamente todo el día están con ello. Una cuarta parte no toca un libro en su fin de semana y más de la mitad cuelga el estudio durante todo el fin de semana e incluso en la semana escolar. 

El celular se ha vuelto una necesidad del adolescente, casi es como una extencion de su cuerpo. Este aparato domina la vida de estos niños, para ellos es lo que les ayuda a vivir en la sociedad. 

martes, 2 de agosto de 2016

Es un si­tio que mas ins­pi­ra­ba te­mor y has­ta de­sa­gra­do en la ciudad de Rio Cuarto, pe­ro con el tiem­po lla­mó la aten­ción de to­dos. Des­de sus orí­ge­nes lue­go de las gran­des epi­de­mias de có­le­ra has­ta el pre­sen­te, fue un cla­ro re­fle­jo de to­do lo que iba su­ce­dien­do en la so­cie­dad.